La final del Torneo Faustino del próximo sábado (Altuna I-Etxeberria III contra Urriza-Lizaso, frontón Galarreta) supondrá una nueva lucha por una txapela de un remontista de nombre ilustre, Imanol Altuna (Amezketa, 1968). A sus 39 años, el delantero más veterano del cuadro de remonte disputará su octava final del Parejas, un campeonato que sólo ganó una vez (2002, junto a Jon Eizagirre; fue subcampeón en 1992, 1993, 1994, 1995, 2001 y 2007).
El sábado llega el gran día, la final del Torneo Faustino. ¿Cómo ve ese partido?
Hemos llegado a la final las dos parejas más regulares del torneo. Yo espero un partido duro y muy reñido, en el que vencerán los que mejor terminen el tanto.
Usted y Etxeberria III se caracterizan por ser una pareja que falla muy poco.
Sí, formamos una pareja muy regular, aunque da la casualidad que el único partido que hemos perdido de los cuatro jugados ha sido precisamente contra Urriza y Lizaso, en la liguilla de cuartos de final (40-35). Está claro que una final es un partido distinto, pero nosotros no seremos favoritos. Yo lo veo al 50 por ciento.
Aquel partido no es un buen referente: ustedes ya estaban prácticamente clasificados para semifinales, pero a ellos sólo les valía ganar.
Pero depende de cómo lo veas. Nosotros queríamos ganar, como siempre cuando saltamos a la cancha, pero no teníamos la tensión de quedar eliminados del campeonato. Ellos sí la tenían, y precisamente esa tensión podía haber jugado en su contra. No fue así. Ese día, hubo una fase en la que Lizaso nos hizo mucho daño con el saque, aunque yo no entré demasiado bien de aire. El día de la final trataré de quitarle todos los que pueda.
¿Cómo ve a sus rivales?
Urriza y Lizaso son dos remontistas que cubren mucha cancha. Lizaso entra ya en el cuadro 8 y, si le pasas, corre hacia atrás rápidamente y rebotea perfectamente; tiene mucha defensa, domina el botecorrido... es un pelotari muy completo. Por su parte, Urriza también anda muy fácil por la cancha, y además le zurra fuerte a la pelota. Como remontista, está subiendo su nivel a pasos agigantados. Diría que forman una parea muy competitiva, que apenas tiene agujeros.
Urriza y Lizaso llegan además tras completar una eliminatoria para el recuerdo ante Ezkurra-Olazar.
Completaron una buena semifinal ante dos grandes rivales. En el único partido que perdieron ante ellos, Lizaso sufrió un pequeño bache y se fueron hacia abajo. Pero después les barrieron en el Euskal, un día en el que Urriza y Lizaso estuvieron a cada cual mejor. Y en el frontón Galarreta, se llevaron el desempate tras un partido durísimo, un partidazo. No me asustan, pero sí les tengo mucho respeto, como ya se lo tenía antes de empezar el torneo. Suman mucho juego, pero también ellos tendrán que jugar para ganarnos la final.
¿Qué opinión tiene de su compañero, Etxeberria III? Debutaba en el Torneo Faustino y ha alcanzado la final, como Urriza.
La verdad es que Etxeberria III podría haber jugado el campeonato hace ya tiempo, pero junto a delanteros como Zeberio II o Ezkurra hubiera formado demasiada pareja. Si no ha jugado hasta ahora es por los intereses de la empresa, no por su juego. El año pasado completó una gran temporada y ha subido un escalón, de forma que ahora está entre los tres mejores zagueros del cuadro, por eso ha podido jugar con un delantero de menos nivel. Se trata de un pelotari que cubre cancha, un buen compañero.
Ha jugado hasta la fecha siete finales del Parejas, y ha perdido seis.
Es cierto, es mi octava final y sólo he ganado una, pero yo pienso que las anteriores ya son historia: sólo pienso en lo que tengo entre manos, que es ganar la txapela el sábado. Si veo los resultados de las finales que he jugado hasta la fecha debería pensar que no se me dan bien estos partidos, pero también pienso que ha habido finales en las que no he jugado mal, pese a perder. Pero repito que sólo estoy centrado en esta final.
¿Cómo ha visto el desarrollo del torneo?
Lo que más me sorprendió fue la eliminación de Zeberio II y Etxabe a las primeras cambio; tuvieron un mal día contra nosotros, perdieron por 22-40 y ese resultado lo han pagado muy caro. Altuna II y Urrutia también tenían buena pinta, pero mi hermano acababa de salir de una lesión y no llegó al campeonato en su mejor momento. Ezkurra y Olazar también eran una buena pareja, al igual que Juaristi-Eizagirre, pero fallaron en los partidos decisivos; alguno tiene que perder. Etxeberria III y yo éramos los que menos expectativas habíamos creado, pero hemos demostrado que podemos estar arriba.
Tiene 39 años, ¿le queda cuerda para rato?Aún me muevo bien por la cancha. Ya llegará el día de pensar en esas cosas, pero de momento no me lo planteo; sólo tengo en mente esta final.
¿Se dedica en exclusiva a la pelota?Trabajo en una agencia inmobiliaria desde hace ya 6 o 7 trabajos; es un buen trabajo porque lo puedo compaginar bien con el remonte.
¿Cómo empezó en el remonte?De crío jugué a pelota mano, hasta los 14 o 15 años, pero lo que ocurría era que sufría mucho de manos, como también le pasó después a mi hermano, Garikoitz. Tenía en la familia un remontista, Etxeberria, y empecé a probar esta modalidad. También influyó que Intxauspe andaba mucho por mi pueblo, Amezketa; en aquella época a Intxauspe lo veíamos como a un Dios, era un gran remontista, un espejo en el que mirarse. La verdad es que ni mi hermano ni yo nos podemos arrepentir de la decisión que tomamos al probar el remonte.
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