La nueva figura del remonte es Miguel Mari Urrutia (Saldias, 1983), un zaguero que el pasado sábado asaltó la cumbre de la pelota al lograr la txapela del Torneo Casino Kursaal, el Campeonato Oficial Individual. Urrutia empieza así una nueva etapa, en la que peleará de tú a tú con remontistas del renombre de Koteto Ezkurra, Patxi Zeberio o Iñaki Lizaso.
Vuelve a la realidad después de las celebraciones.
Sí, he celebrado la txapela durante un par de días, pero ya tengo que centrarme plenamente en los partidos, en el día a día primero... y con un ojo puesto en el próximo gran objetivo del año, el Campeonato de Parejas. Hoy me he entrenado en el Euskal Jai Berri-Reyno de Navarra, y mañana jueves tendré ya un partido difícil en Galarreta, con Zeberio II contra Ezkurra.
¿Qué tal las celebraciones?
Muy bien, la verdad es que no esperaba toda la repercusión que ha habido, durante estos días me han llamado de muchos medios de comunicación. Estoy muy agradecido a todo el mundo, la verdad es que he recibido muchas felicitaciones, ha sido una barbaridad.
¿Con qué felicitación se queda?
Ha habido muchas, al día siguiente de la txapela tenía 52 mensajes en el teléfono móvil... y el otro día fui a la Plaza de Toros de Zestoa y me sentaron con la presidencia, me trataron muy bien. De todas formas, me hizo especial ilusión la llamada de un señor... que no sé quién es. Buscó Urrutia en el listín y se puso en contacto con mis tíos para darme la enhorabuena, resulta que es un aficionado al remonte de 90 años que es muy forofo mío, pero que no pudo ir a verme en la final. Le devuelvo los saludos.
En su pueblo, su txapela ha supuesto una revolución.
Sí, yo me considero tanto de Saldias como de Eratsun. Es una zona en la que existe una gran afición a la pelota... y ahora siguen muy de cerca el remonte, siempre me preguntan después de los partidos, tanto si gano como si pierdo. En la final prepararon un montaje muy bonito, prepararon camisetas especiales... y escribieron un Aúpa Urrutia entre varios, cada uno con una letra en la camiseta. No me puedo quejar, me siguen mucho.
¿Qué supone para usted la txapela?
Todo, se hablaba de que yo era una promesa, pero tenía muchas ganas de demostrar en la cancha que puedo competir con Lizaso, Ezkurra o Zeberio II, a los que les queda cuerda para rato. Pero sé que no puedo relajarme, tengo mucho trabajo por delante.
Partía como víctima en la liguilla, y más tras el 35-19 que le endosó Zeberio II en la primera jornada.
Pero yo estaba tranquilo, sabía que ellos eran favoritos claros, aunque tampoco le daba mucha importancia a eso. Los partidos hay que jugarlos... y ganarlos. Si yo acertaba con el saque, ponía el ritmo y hacía lo mío, tenía mis opciones.
Se ha reivindicado, en muchos sentidos. Por una parte, le han criticado mucho por su supuesto sobrepeso; y por otra, porque llevaba dos campeonatos en los que no se había respetado su escalafón en el Individual (en 2007 en favor de Ezkurra; y en 2008, en favor de Lizaso).
La verdad es que no he querido manifestarme mucho sobre todo eso. Sé que quizá tengo que perder todavía cinco kilos pero, por mi fisonomía, no puedo hacerlo de la noche a la mañana. Estoy trabajando en ello, pero debo hacerlo poco a poco, para no afectar a mi juego. Me han criticado, se han dicho muchas cosas, también que no tenía espíritu de ganador... pero creo que he demostrado que mucha gente estaba equivocada. Yo quería hablar en la cancha... y lo he conseguido.
¿Se siente el número uno, o cerca?
No, para nada. Ni siquiera de la zaga. Sé que he hecho un buen campeonato y que le he ganado a los mejores, pero a partir de ahí tengo muchas cosas que mejorar, me debo pulir como remontista. Me gustaría llegar a ser el mejor zaguero, pero me queda mucha pelea con Lizaso o Etxeberria III.
Le ganó a Ezkurra por 35-24, ¿lo hubiera creído hace unos años?
No creo... En un Máster Insalus, Ezkurra me ganó por 35-31. Entonces sí que pensé que llegaría un día en que, si trabajaba mucho y mejoraba físicamente, podría ganarle. Pero lo veía lejos.
A partir de ahora, se le exigirá más.
Sí, es lógico, y yo también trataré de mejorar y de dar más de mí. Es una buena señal que me pidan más, me enorgullece y me motiva para trabajar.
¿En qué debe mejorar?
En todo. Hay veces que me caliento en el peloteo, y entonces le suelto a todo. No puedo hacer eso, debo colocar más la pelota, buscar el ángulo. Y debo bajar peso, pero poco a poco, no quiero perder fuerza. En ese sentido me siento muy bien aconsejado por mi preparador físico, Iosu Irigoyen. Tengo una dieta y cuido bastante la comida, pero sin obsesionarme con ese tema.
Se le vio muy centrado en la final, sin hacer florituras: saque y pelotazo al rebote.
La verdad es que al principio eché un par de jugadas adelante, y Zeberio II llegó con gran facilidad. No quería hacer regalos, estaba muy centrado, y decidí obligarle en el rebote una y otra vez, tal y como me indicó mi botillero, Eizagirre. Le estoy muy agradecido, la verdad es que es un gran conocedor del mano a mano: hemos entrenado a fondo el saque, el resto y el segundo pelotazo. Me ha demostrado ser un buen botillero y un gran amigo.
En la final se jugó hasta en tres ocasiones el saque al ancho.
Sí, el jueves anterior al partido los había entrenado. Es una jugada relativamente sencilla para el zaguero cuando saca desde abajo, y bastante eficaz, si se saca fuerte. En el partido tiré tres: el primero fue tanto; el segundo, me salió centrado y lo pilló Zeberio II; el tercero era perfecto, pero dio en la chapa de contracancha.
Al acabar la final, se dio un fuerte abrazo con Zeberio II.
En la cancha somos rivales, pero fuera de ella somos muy buenos amigos, la verdad es que todos nos llevamos muy bien. Cuando acabó la final nos dimos un abrazo, y después charlamos tranquilamente del partido en los vestuarios. Y al día siguiente también hablamos.
¿Cuál es su próximo reto?
Me hace ilusión el Parejas, pero no me obsesiono con los títulos. Los remontistas comemos del día a día, lo realmente importante es estar bien durante todo el año.
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